Estadio Azteca, Monumento al Futbol Mundial
Imponente como el solo el Azteca tiene cientos de Historias a nivel Nacional e Internacional, con dos Copas del Mundo si tendrá Historias que contar.
El mítico Estadio Azteca de la Ciudad de México ha sido escenario de algunos de los momentos más inolvidables de la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Desde las últimas genialidades de Pele en el torneo más importante hasta la última aparición de la Copa Jules Rimet, pasando por los famosos goles de Maradona contra Inglaterra en 1986, todos estos hitos tuvieron lugar en el exuberante césped del tesoro de Norteamérica. Conocido simplemente como el Azteca, es uno de los campos de fútbol a los que se puede considerar como verdaderamente grandiosos, y el único que ha sido sede de dos finales de la Copa Mundial de la FIFA.
A más de 2,200 metros de altitud sobre el nivel del mar, el estadio se ha ganado una merecida reputación de fortín de la selección mexicana. De hecho México no perdió en él ningún partido en la fase de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA hasta finales de 2001, cuando cayó por 2-1 ante Costa Rica.
El característico techo del estadio atrapa y amplía el ruido desde el enorme nivel superior, inundando el aire de chillidos agudos y un estruendo cacofónico ensordecedor, que convierte al mítico recinto de Ciudad de México, donde juega sus partidos como local el potente Club América, en uno de los campos más bulliciosos del mundo. Si se añaden a eso sus especiales condiciones, sobre todo la altura y la niebla, el resultado de todo ello es uno de los estadios más complicados para los equipos visitantes.
Cuantas leyendas pasaron y pasaran por aqui
Construido para los Juegos Olímpicos de 1968 y la fase final de la Copa Mundial de la FIFA 1970, este cavernoso estadio, dividido en tres niveles de gradas, estaba diseñado para albergar a casi 115,000 espectadores. Para su época eso era una empresa enormemente ambiciosa, y el Azteca es la viva demostración de la apasionada devoción de México por el fútbol.
La construcción completa llevó casi cuatro años. Los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares viajaron por todo el mundo para ver los mejores estadios de la época. Sus viajes a Buenos Aires, Madrid, Roma, Florencia, París, Londres, Moscú y Varsovia les sirvieron de inspiración para diseñar el que muchos consideran como un campo de fútbol perfecto.
Además de ser un fortín casi inexpugnable para la selección mexicana, el Azteca ha sido testigo de algunos de los momentos más emocionantes y legendarios de la Copa Mundial de la FIFA en los últimos 40 años.
Pelé dijo adiós al fútbol internacional con una actuación inigualable en la final de 1970 contra Italia, llevando al que muchos consideran como mejor equipo de la historia a una memorable goleada por 4-1 sobre un combinado transalpino que se distinguía por su defensa casi infranqueable.
El hombre al que muchos consideran como el mejor futbolista de la historia remató en el minuto 18 con un cabezazo raso y potente un pase letal con efecto de Rivelino. Albertosi no tuvo opción alguna, y la celebración del gol con Pelé levantado entre los brazos de Jairzinho se ha convertido en una de las imágenes más famosas de la historia del fútbol. Con un resultado final de 4-1, la Seleção, vestida de amarillo y practicando un fútbol irrepetible, exquisito y seductor, paseó la Copa Jules Rimet por el brillante césped del Azteca, viviendo una celebración que no repetiría hasta 24 años más tarde.
Italia también tuvo su propio momento de gloria en su camino hacia la frustrante final. Tras acabar los 90 minutos de juego reglamentados contra la RFA con empate a uno, la prórroga de la semifinal pasaría a los archivos dorados de la historia del fútbol. Los sucesivos goles de 'el bombardero' Gerd Müller (2), Burgnich, Riva y Rivera mostraron una desesperada sesión de fútbol ofensivo haciendo frente a la intensa fatiga y la altura extrema del Azteca.
El torneo de Diego A. Maradona
De todos los momentos emocionantes que han tenido lugar en el impecable escenario del Azteca a lo largo de los años, la obra de arte de Maradona en México 86 es sin duda la más recordada. Tras sobrevivir a duras penas a un terrible terremoto sólo un año antes, el estadio se vio sacudido por otro temblor de tierra conocido como El Diego.
Poco después de que el Azteca viera cómo Manuel Negrete remataba a gol de fuerte trallazo una brillante bicicleta lateral contra Bulgaria que metió a "El Tri" en cuartos de final, el imponente estadio presenció en esa misma ronda la primera muestra del genio argentino Diego Armando Maradona. Cuando la Albiceleste se enfrentó contra su vieja enemiga, Inglaterra, fue un día inolvidable para la historia de la Copa Mundial de la FIFA, al mostrar la estrella sus dos caras en el ensordecedor estadio.
En el minuto 51, Maradona se convirtió en un villano ante los ojos de todos los puristas y moralistas. El diminuto astro se elevó sobre el veterano meta Peter Shilton y mandó al fondo de la red un desafortunado pase hacia atrás de Steve Hodge. Aunque el capitán y guardameta inglés no tenía tanta agilidad como antaño, la posibilidad de que el pequeño Maradona saltara más que él parecía increíble, y de hecho lo era. Las repeticiones de la jugada demostraron lo que ya sospechaba el banquillo inglés: Maradona había enviado el balón al fondo de las mallas golpeándolo con la mano.
En una conferencia de prensa posterior al partido, el "10" atribuyó con descaro el gol a la intervención divina, diciendo que era obra de "la mano de Dios".
Su segundo gol del partido puso el 2-1 en el marcador y fue elegido Gol del Siglo en 2002 por los usuarios de Fifa.com Ha quedado inmortalizado para siempre por una estatua del achaparrado número 10 en el exterior del estadio.
Tres minutos después de anotar el primer tanto, en un momento de inspiración sublime y de astucia inigualable, Maradona se hizo con el balón cerca del centro del campo, giró como una peonza y empezó a dejar atrás uno tras otro a los nerviosos defensas ingleses. Tras deshacerse de seis jugadores en una cabalgada antológica, Maradona engañó a Shilton empujando el balón al fondo de las mallas en el último momento posible.
Las hazañas del desafiante argentino no acabaron aquí. En la semifinal contra Bélgica el capitán marcó otros dos goles. El primero con un toque exquisito y delicado, casi etéreo, y el segundo tras sembrar el pánico regateando a una aterrorizada línea defensiva. Y por si quedaba alguna duda, su pase telepático a José Burruchaga en la final (3-2) confirmó la fama de Maradona como jugador más grande del momento y de su generación.
Tras el pitido final el público del Azteca invadió el campo para rendir homenaje a los dioses del fútbol. Al igual que Pelé en 1970, Maradona acabó sin camiseta y abrazado por miles de aficionados junto a las montañas que rodean la Ciudad de México.
El Azteca vio salir Campeones a estos dos grandes jugadores, quizás los dos mas grandes Jugadores de la Historia del Mundo.
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